América Latina busca una nueva relación con Estados Unidos

América Latina y el Caribe buscan una nueva relación con Estados Unidos, en la cual como grupo regional pueda sentarse a negociar en igualdad de condiciones, y por qué no también con Canadá, otro de sus poderosos vecinos que gravitan sobre esa área.

No va a ser un proceso fácil. El paso inicial será lograr que las repúblicas latinoamericanas y caribeñas alcancen un acuerdo en la sexta reunión cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), a realizarse el sábado 18 de septiembre en el Palacio Nacional de México, en especial para la creación de un órgano regional para sustituir a la Organización de Estados Americanos (OEA).

El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, anfitrión de esta cita, propuso en julio de este año sustituir a la OEA con un organismo que no sea "lacayo de nadie", en abierta referencia a Estados Unidos.

Recientemente, el mandatario mexicano ponderó la relevancia de la cita y al respecto, el titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, anunció dos iniciativas del gobierno mexicano concernientes a la Agencia Latinoamericana del Espacio y a la creación de un fondo de desastres en América Latina y el Caribe. 

Sin embargo, el tema de la reforma a fondo de la OEA o la creación de un nuevo organismo que la sustituya, que posteriormente se propondrá a Estados Unidos, ya está en la agenda de los mandatarios. 

Para la mayoría de los estados, la OEA, siempre manipulada por Washington, dejó de representar sus intereses y no fue más que un instrumento de la política de dominación estadounidense, algo que se evidencio palmariamente en el golpe de Estado contra el presidente constitucional de Bolivia, Evo Morales. 

El secretario general de ese ente, calificado por algunos como el ministerio de colonias de Estados Unidos, Luis Almagro, colmó las expectativas del entreguismo y la sumisión a la política de Washington. En la región no lo quieren.

Hasta ahora ya confirmaron su asistencia al evento 16 jefes de Estado y de gobierno, Argentina, Barbados, Belice, Bolivia, Costa Rica, Cuba, Dominica, Ecuador, Guatemala, Guyana, Honduras, Paraguay, Perú, San Vicente y las Granadinas, Surinam y Uruguay, y vienen las vicepresidentas de Colombia y Venezuela, y los ministros de Relaciones Exteriores de Antigua y Barbuda, Chile, El Salvador, Granada, Haití, Jamaica, Nicaragua, Panamá, República Dominicana, San Cristóbal y Nieves, Santa Lucía y Trinidad y Tobago.

Un nuevo escenario y una "nueva política"
Mientras América Latina sacude sus cadenas, Washington acaba de confirmar un nuevo subsecretario de Estado para el Hemisferio Occidental, Brian Nichols, de 56 años, con una hoja de servicios diplomáticos de cerca de 30 años. 

Es el primer afroestadunidense en ese cargo en más de cuatro décadas, que debe enfrentar, al decir del senador Robert Menéndez, presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, los retos que presenta Latinoamérica y el Caribe para la seguridad nacional de Estados Unidos. Aunque habría que preguntarse si no será al revés. Pues como advirtiera el apóstol de la independencia de Cuba, José Martí, el norte revuelto y brutal expandió su dominio a la región.

La tarea de Nichols además de Haití y sus problemas, incluye alinear esfuerzos intervencionistas contra Cuba, Venezuela, Nicaragua y cuantas ovejas del rebaño estadounidense se descarrié y se aparte de los dictados recogidos en la Doctrina Monroe. 

La confirmación de quien se encargara del "patio trasero" ocurrió seis meses después que el presidente Joe Biden lo nominó para el cargo, lo que muestra el bloqueo de la oposición republicana en la aprobación de puestos diplomáticos de la administración demócrata como parte de su estrategia de entorpecer las labores de la Casa Blanca.

Otro tema escabroso para Nichols será el migratorio y un creciente flujo de personas hacia las fronteras estadounidenses causadas, entre otras, por la política desigual y de escarnio de Washington hacia la región. Sin embargo, allí no quieren a los latinoamericanos a no ser como mano de obra barata.

El nuevo subsecretario habla fluidamente español y anteriormente estuvo en Perú (1989), donde además se desempeñó como embajador de 2014 a 2017, fue segundo de misión en la embajada en Colombia entre 2007 y 2010, consejero político adjunto en México (1998-2001), y funcionario político en El Salvador (1991-1993).

Destaca que en Colombia supervisó la entrega de más de 500 millones estadounidenses como parte del denominado Plan Colombia, un instrumento que creó las bases para la política agresiva contra Venezuela y la expansión de Washington hacia la Amazonia.

Asimismo en el Departamento de Estado supervisó la amplia gama de programas vinculados a las drogas y encabezó las oficinas de Asuntos del Caribe y de Asuntos Centroamericanos.

Al felicitarlo, el secretario general de la OEA Almagro, dijo en un tuit que esperaba "con ansias continuar la asociación entre Estados Unidos y la OEA para fomentar más democracia, derechos humanos, desarrollo sostenible y seguridad para todos en las Américas", algo que muestra el servilismo y sumisión a los intereses estadounidenses. 

Por lo pronto está por verse cuál es la nueva agenda política de Biden hacia la región y si por fin los latinoamericanos y caribeños le dan el puntapié a la OEA al basurero de la historia.

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